En defensa de nuestros nuestros ríos

Hoy día es muy común escuchar a muchos ciudadanos en diferentes ámbitos sobre la necesidad de limpiar los ríos para mejorar nuestro entorno o para evitar inundaciones. Es un argumento muy extendido y arraigado entre agricultores, políticos y en general en la población desde hace muchos años.


Mi post es para reivindicar a nuestros ríos, su espacio, que no siempre coincide con el que percibimos, y la importancia que tiene su conservación y protección. 


                                            Humedal (Burgos)

En primer lugar, los ríos y arroyos son ecosistemas propios en los que convive un tipo de vegetación específica, sauces, majuelos, fresnos, carrizos, y unas especies animales, donde muchos viven y para otros constituye un hábitat imprescindible para abrevar o alimentarse. 

No cabe duda que también constituyen las autopistas naturales que muchas aves utilizan para refugiarse y repostar en sus migraciones.


                                            Embalse del río Arlanzón (Pineda de la Sierra-Burgos)

Por otra parte, son corredores naturales que conectan ecosistemas diferentes. Los ríos no solo son agua, son vegetación asociada, con especies vegetales que nacen y crecen de forma natural en diferentes bandas, unas en contacto con el agua y otras un poco más alejadas. Conservar la vegetación riparia es imprescindible para la protección de los cauces, porque mantiene la estabilidad de las riberas, mantiene el agua a una menor temperatura y en consecuencia con una mejor calidad al contener más oxígeno. También protege de la contaminación, porque actúa como tampón mitigando la entrada de nitratos procedentes de la agricultura intensiva, tan utilizados en la actualidad, con muchas tierras de cultivo que son aradas hasta el propio borde de los cauces.


                                            Calderas del Peñedo (sierra de Neila-Burgos)

En mi opinión, el mayor problema que amenaza a los ríos es nuestra percepción como sociedad hacia ellos, con la obsesión continua de actuar en ellos, en domarlos. No, los ríos no soportan más presión antrópica, sino que merecen más protección y que los dejemos en paz, respetando su espacio y su diversidad animal y vegetal.

Los ríos se regulan solos, no necesitan limpiezas de las que se escuchan en tantas ocasiones, salvo actuaciones puntuales. Las crecidas limpian la vegetación muerta y la arrastran, porque los ríos no solo son transportadores de agua, también de sedimentos en disolución, en suspensión o flotando. Es más, uno de los mayores problemas que tienen es la construcción de barreras por parte del hombre, que inciden en su conectividad longitudinal y transversal, y que han causado entre otros problemas un menor aporte de sedimentos al mar y en consecuencia una regresión de la costa en la zona mediterránea, por ejemplo.

Los ríos necesitan ser limpiados, pero de la basura que generamos los humanos. No hay más que ver en nuestras ciudades y pueblos la gran cantidad de plásticos que arrastran muchos de ellos a consecuencia de nuestros malos hábitos. 


Calderas del Peñedo (Sierra de Neila-Burgos)

EL RETO COMO SOCIEDAD
Nuestos ríos piden a gritos que los dejemos en paz, que respetemos su espacio, que no los sometamos a más presión con nuestras urbanizaciones irracionales, muchas de ellas en zonas inundables, con nuestras malas prácticas en la agricultura, para que puedan mejorar la calidad de sus aguas, autorregularse y así poder funcionar de forma natural sin la continua intervención humana.

Cambiar nuestra percepción sobre el respeto al espacio de los ríos y arroyos en su conjunto constituye uno de los retos de nuestra sociedad a todos los niveles, para los políticos, para la Administración, agentes sociales, económicos, y por supuesto para los ciudadanos.

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